jueves, 20 de diciembre de 2012

CUANDO LA VIDA TE SONRIE

A veces la vida te ignora, o tu sientes que lo hace, nada te sale bien, todo se vuelve en contra, no das pie con bola, tu vida es una ruleta de mala surte, y claro te lamentas y te quejas y tienes todo el derecho del mundo a lamentarte. Pero ¿que pasa conmigo? ¿Qué he hecho yo para merecer este castigo? ¿Porque la vida se ceba conmigo? Y no le encuentras sentido a tanta desdicha a tanta mala pata -o mal brazo como es mi caso-.
Pero después de salir airosa de todo eso, después de comprobar, que sí que has tenido un mal traspié pero -de ese traspié o con ese traspié- has renacido. Y aunque tu situación ya no sea la misma, porque las secuelas de ese acontecimiento, hayan cambiado tu vida y tu rutina, un buen día, te das cuenta que tu vida sigue, que sigues siendo la persona animosa y participativa que siempre has sido y que esto no es más que otra cicatriz de guerra, a sumar a las que ya tienes. Pero todas esas cicatrices me demuestran que yo soy la vencedora, que nunca he perdido una batalla. Esta es una reflexión que hago ahora que el año toca a su fin, y es muy cierto que las cosas, no son como empiezan, sino como acaban…
Yo empecé el año con un brote de mi Artritis, al que siguió una depresión, en primavera, sufrí todo tipo de alergias y ya para rematar la fatal caída en agosto. Pero vamos a ser positivos. ¿Solo me han pasado cosas malas? ¡¡ NO!!  Tenemos que ser agradecidos y reconocer las cosas buenas que nos pasan.
En febrero me pusieron mi segundo ciclo de Rituximab, de eso han pasado ya más de 10 meses ¡y no he vuelto a tener no un solo brote! Además he conseguido dejar la cortisona y estoy con el tratamiento más pequeño que he tenido en toda mi vida. ¡Esto es algo por lo que estar feliz!
En mayo me cambie de casa y el cambio ha sido para mejor, vivo en una casa mucho más bonita y grande y además a un paso de la playa. ¡Otra cosa por la que estar feliz!
En octubre viajé con mi grupo de baile a Roma, allí baile e hice turismo ¡y esto me hizo muy feliz!
En noviembre celebramos el X aniversario de AMARE, con pocos medios, pero mucha ilusión, todo salió perfecto, conseguimos la actuación desinteresada de La tuna de Málaga, del Grupo de Baile y Folklore Ciudad de Marbella (en el que yo bailo) del Grupo Raíces de Alhaurin de la Torre y de un joven cantante que algún día será muy famoso, porque canta muy bien, se llama Antonio Merchán, además tuvimos a una presentadora de lujo, nada más y nada menos que Carmen Abenza.
Y para rematar esa noche mágica, mis compañeros de baile me sorprendieron con un gran ramo de flores y unos elogios a mi persona, que me emocionaron y me hicieron sentir llena de orgullo. ¡Y con esto amigos, también fui feliz!
Así que ahora, en estas fechas ya tan cercanas a la Navidad, no quiero acabar con un post pesimista, quiero trasmitiros mis buenas vibraciones, lo feliz que me siento y lo agradecida que estoy de la vida, porque a mi igual que a todos ¡¡También me sonríe!!
Colourful christmas
Quiero dar las gracias a mi familia, por aguantarme y quererme.
A mi asociación AMARE, porque colaborar en ella me hace sentir bien.
A mis amigas, por estar ahí.
A mis compañeras y compañeros del grupo de baile y de manualidades, por aguantar mis chaladuras, aceptarme y quererme.
Y por último a Escuela de Pacientes, por ofrecerme esta ventana en la que descargo todo lo que me pasa.

¡¡TODOS FORMAIS PARTE DE MI VIDA!! ¡¡GRACIAS POR SONREIRME!!


¡¡FELICES FIESTAS Y UN MEJOR AÑO NUEVO!!
Encarni Duran

lunes, 22 de octubre de 2012

ARTRITIS, POPURRI

Ya sé, ya sé, este titulo tiene guasa, pero así es como me siento hoy, como una gaditana (que lo soy) llena de  guasa, además como tengo Artritis, pues la coletilla la tengo que poner.

Lo del potpurrí, es porque hoy no tengo ningún tema en concreto, y quiero hablaros un poco de todo lo que se me pasa por la cabeza, que en vez de una cabeza parece más bien una lavadora centrifugando, no para….

En un principio, pensé en escribir sobre el copago de los medicamentos. Ya sé que el tema queda un poco antiguo y más o menos todos lo hemos asimilado, aunque “asimilar” no es “resignar”, pues me sigue pareciendo una medida muy injusta y discriminatoria.

De todo lo que leí sobre los motivos para implantar el copago, lo que más llamó mi atención fue que lo hacían como una medida disuasoria, ¿¿ disuasoria?? ¿Alguien de vosotros, con Artritis, os habéis empeñado en disuadiros de estar enfermos? Yo si, yo desde que lo leí, no paro de decirle a mi Artritis- vete por favor, desaparece de mi cuerpo- ¿no ves que me vas a costar un disgusto? Además de mucho dinero, pero ¡¡oigan!! Por más que yo la disuado todos los días y le digo que se marche, ella aquí sigue, erré que erré, no me hace ningún caso…..
Bueno, como veis, aunque con ironía, ya he mostrado mi opinión sobre este tema.

Ahora hablaré un poco sobre este mes de Octubre que aún no ha terminado, pero en mi persona está siendo de lo más intenso, no hay día que no tenga algo que hacer.

Empezamos el día 1, que como sabéis es el día nacional de la Artritis Reumatoide, ese día AMARE puso mesas informativas en todos los hospitales malagueños, fue una jornada muy intensa y enriquecedora, además este año se ha hecho mucha difusión en todos los medios de comunicación incluyendo a esta magnifica Escuela de Pacientes, que sólo con pedirle, mediante un mensaje, que se hicieran eco de la noticia, enseguida lo puso en su pagina. ¡Gracias!

Después de este día, una grata sorpresa y para mi un gran honor, si amigos, el día 3 la Escuela de Pacientes, se puso en contacto conmigo, para decirme que la TV de Andalucía, iba a realizar un programa sobre redes y como funciona la Escuela en Granada, me consultaron si me parecía bien contactar con ellos durante la grabación mediante Skype,  naturalmente les dije que sí (aunque yo ni tenia skype, ni sabía como utilizarlo)  pero ya sabéis, a ganas y ánimos no me gana nadie, así que pase esa tarde instalándome el programa y aprendiendo a usarlo, con el logro de saber manejarme ya en este medio también, me dispuse a esperar al día 5 que era cuando se haría el programa. Y llegó el momento, yo ni salí de casa esperando la conexión, primero hicimos una primera prueba para ver como funcionaba, además me dijeron si no me importaba que viniesen a mi casa y grabar también desde aquí. ¿Cómo iba a decirles que no? Yo me sentía tan orgullosa de que hubiesen pensado en mí que no podía defraudarles, así que pasado el medio día llegaron a mi casa, y además de una entrevista luego volvimos a conectar con Granada, para mi fue un día muy especial, no me puse ni nerviosa, creo que cuando salga este post, el programa ya se habrá emitido, pues me dijeron que seria el domingo 21.

El día 12, día mundial de las enfermedades reumáticas, para esta ocasión en AMARE, se ha escrito un manifiesto, a mí me llego un poco tarde, pero enseguida lo mande a la Escuela de Pacientes, y me lo colgaron en este blog, donde todos podéis leerlo.

Día 1, mesas informativas
Ahora estoy en vísperas de las VIII Jornadas de Artritis que se celebraran en Málaga el próximo día 20, me he pasado toda la semana dándole difusión y bombardeando todos los días las redes sociales con el cartel.

Todas estas tareas, que aunque parezcan sencillas ocupan mucho tiempo, las he tenido que realizar intercalándolas con visitas al médico, radiografías, analíticas y pruebas todas las semanas de mi nuevo aparato ortopédico para el codo, pues como digo al principio, mi Artritis sigue, no sé como disuadirla.

Con mi familia en el grupo de baile
Y ya por ultimo, lo que nadie se imagina, es que entre todas estas cosas aún he sacado tiempo y, sobre todo, ganas para ensayar dos veces por semana con mi grupo de baile. Si amigos, el próximo día 23 y hasta el 28,  ¡¡¡¡Nos vamos a Roma!!!! Allí participaremos junto con otros grupos de toda Europa en un Festival de Folklore Internacional, ya os contaré cómo nos sale la juerga y pondré fotos.

Bueno, este ha sido mi popurrí, como veis en esta ocasión no me lamento, pues la vida tiene de todo, unas veces mejor y otras no tanto pero tenemos que estar aquí, yo creo que merece la pena.

Termino con una frase que da mucho ánimo.

“Si puedes soñarlo, puedes lograrlo”

Encarni Duran









lunes, 15 de octubre de 2012

MANIFIESTO POR EL DÍA INTERNACIONAL DE LA ARTRITIS

Con motivo de la celebración del Día Mundial de la Artritis Reumatoide el 12 de octubre, la Asociación Malagueña de Artritis Reumatoide (AMARE) desea poner de MANIFIESTO:
1. Que la Artritis Reumatoide es una enfermedad autoinmune y crónica que afecta a más de 60.000.000 de personas en el mundo y a más de 250.000 personas en España, sumando cada año 23.000 casos nuevos.

2. Que es una enfermedad altamente discapacitante que afecta tanto a adultos como a niños, alcanzando el 90% de los afectados la incapacidad absoluta, por lo que es fundamental promocionar un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado para ayudar a reducir los efectos derivados de esta enfermedad. Es importante reseñar que anteriormente a los recortes económicos sufridos en salud, el tiempo de espera para el diagnóstico precoz era el adecuado (2-3 meses aproximadamente), mientras que en la actualidad ha pasado a ser de entre 6 y 8 meses. 

3. Que debe darse difusión a todos los asuntos relativos a esta enfermedad, desde los posibles tratamientos terapéuticos hasta los síntomas y efectos que esta enfermedad ocasiona en la calidad de vida de las personas que la padecen, potenciando el conocimiento de la enfermedad a través de campañas en televisión.

4. Que es fundamental la obtención de los medios sanitarios adecuados al alcance de todos los enfermos de Artritis Reumatoide, Artritis Psoriásica, Artritis Idiopática Juvenil y Artrosis, contando con un número adecuado de médicos especialistas, ya que existe un gran déficit de reumatólogos en Málaga. Si se siguieran las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (1 Reumatólogo por cada 50.000 habitantes) en la provincia de Málaga, donde hay más de 1.500.000 habitantes, debería haber 30 reumatólogos y sólo contamos con 7 en el H.R.U Carlos Haya y 3 en el Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria; sin olvidar que en los Hospitales Comarcales, es decir, Hospital Costa del Sol, Hospital Comarcal de la Axarquía, Hospital Comarcal de Antequera y Hospital Comarcal de Ronda, no hay ningún reumatólogo. 

5. Que debemos luchar por alcanzar la plena integración en el ámbito social, laboral y familiar de las personas que estén afectadas por estas enfermedades.

6. Que es necesario que las personas afectadas tengan acceso a todas las posibilidades de tratamientos, optimizando todos los recursos públicos y privados existentes.

7. Que para lograr los objetivos que nos proponemos debemos contar con el apoyo y el compromiso de las autoridades sanitarias.

8. Que es necesaria la creación de equipos multidisciplinares para la derivación rápida de los enfermos a los especialistas adecuados para atender las patologías que se derivan de la propia enfermedad (oftalmología, aparato respiratorio, cardiología, etc.). 

9. Que no podemos permitir más recortes en Sanidad. Se han sustituido los medicamentos biológicos por genéricos así como los medicamentos biológicos suministrados en los hospitales por biosimilares, que no producen los mismos efectos; Debemos poder adquirir los medicamentos prescritos por los especialistas en Reumatología y no podemos tolerar más despidos tanto de los médicos de Atención Primaria como de los médicos especialistas.

10. Que los recortes del 15% aplicados a la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia, supone un deterioro significativo en la calidad de vida de las personas con Artritis, ya que no se dispone de medios suficientes para contratar a terceras personas que presten apoyo para su cuidado.

Málaga, 11 de octubre de 2012

lunes, 10 de septiembre de 2012

ASÍ ES LA VIDA

Estimados y estimadas compañeros/as del blog:
Una vez más os dejamos con un texto de nuestra querida Encarni Duran, conductora de este espacio. Ella ha sido quién más vida le ha otorgado a este blog durante todo este tiempo, llenándolo de testimonios que en ocasiones nos han provocado una sonrisa, en otras alguna que otra lágrima, pero siempre nos han servido para aprender. 

Hoy quiere compartir con todos/as nosotros/as un texto bastante amargo, motivado por una experiencia reciente. A pesar de ello, entre sus líneas intentan sobresalir conatos de esperanza... Por eso, desde la Escuela de Pacientes, nos gustaría brindarle todo nuestro apoyo, y desearle ánimo y mucha paciencia. 

Querida Encarni, muchos besos.
Escuela de Pacientes     

¿Existirá en el mundo alguien con más coraje que yo? ¿Con más ganas de seguir, de luchar, de hacer que todo en mi vida sea como la de cualquier persona sana? Seguro que igual sí, pero más no, a echarle ovarios no me gana nadie.

¿Entonces  por qué el destino se muestra tan adverso conmigo?

Las personas que me conocen y las que me leen en este blog, ya saben que padezco Artritis Reumatoide desde muy niña, y también saben de mi tesón en hacer de mi vida, una vida normal, cosa que a veces me resulta casi imposible, pero en mi vocabulario no existe la palabra “Rendirse”, y sigo y sigo contra viento y marea. Podría no haber trabajado nunca y tener una pensión no contributiva, como hacen miles de personas enfermas desde pequeñas, pero yo no, yo desde siempre he querido trabajar, y así lo hice hasta que ya no fue posible seguir, entonces entré en una depresión que me duro varios años, poco a poco salí de ella, llenando mi tiempo libre con ocupaciones como la pintura y cursos de todo tipo.

En estos últimos 18 años, he perdido mi codo derecho y ni los médicos podían creerse que sin codo pudiera hacer las cosas que he hecho hasta ahora, pues he llegado a desarrollar una articulación con mi mente y mi fuerza de voluntad, ¡no me podía permitir perder el único brazo con el que me valía! ya que el izquierdo lo tengo perdido desde los 9 años y sólo muevo el hombro y los dedos.

He pasado por estar en una silla de ruedas un año, tras ponerme una prótesis de cadera y tener complicaciones para la recuperación, pero no me importaba, yo sabía que de ahí me levantaría y saldría adelante, como así paso.

En la pierna izquierda he tenido un alza de 6,5 centímetros y he tenido que usar un bastón durante 9 años, hasta hace 2 que me puse una prótesis de rodilla y salí andando del hospital a los seis días de operarme mas derecha que un palo, y loca de contenta, pues la operación fue un éxito rotundo, antes de los tres meses me dieron el alta.

Bueno…..mi cuerpo parecía que ya tenia los recambios necesarios, la Artritis seguía pero, bueno, a esta compañera de viaje la conozco desde niña y como los brotes ahora ya no son lo que eran gracias a los tratamientos biológicos, la verdad es que los últimos dos años he vivido “casi” como una persona totalmente sana.

Me apunte a clases de baile, seguí con mi pintura, también aprendí informática, he colaborado mucho más activamente en mi asociación AMARE, he viajado, y como último y más importante cuido de dos de mis sobrinas todos los fines de semanas, fiestas y vacaciones. Las niñas ahora tienen 7 y 6 años y yo me encargo de hacerles la comida y estar con ellas hasta las 5 de la tarde que ya salen sus madres de trabajar, en fin que no me queda casi ningún tiempo libre, pero yo feliz, me siento útil y querida por todo mi entorno y además se que me admiran, por mis ganas de estar siempre ahí para todo.

Pero a mi la suerte siempre me da la espalda, parece como si no tuviese derecho a ser feliz. El pasado 20 de este mes de agosto, resbale en la cocina de mi casa con tan mala suerte que del golpe al caer, en el brazo que no tengo codo, el hueso humero se me clavo en la carne provocándome una herida sangrante, en urgencias del hospital de Marbella, se quedaron de piedra cuando vieron mi brazo, la herida no dejaba de supurar y el médico que me atendió primero no sabia ni como pedirme las radiografías, pues nunca había visto algo así, luego ya me vio el traumatólogo y lo mismo, alucinaba de lo que estaba viendo, me lo curaron y me mandaron antibióticos para evitar una infección, y me recomendaron que me viese el mismo médico que me opero hacia 18 años, así que durante unos días he estado curándome en mi centro de salud, pero sólo tenia una venda, con lo cual yo aún podía articular mi brazo y valerme por mí misma, pero a los cinco o seis días de la caída, al ir a ducharme, comprobé que algo había cambiado, ahora ya no podía hacer ciertos movimientos, pues si los hacia el hueso se me clavaba tanto que casi se salía de la piel. Ya esto sí me asustó bastante así que me fui a Málaga al hospital donde me han operado todas las veces y donde me ve mi reumatóloga: El Clínico. Allí, gracias a una buena amiga y mejor persona, que está en atención al ciudadano, me vieron en urgencias inmediatamente, me hicieron nuevas radiografías y otra vez la misma reacción de los médicos, que si este brazo esta fatal, aquí no se puede hacer nada… en fin, pensaron que lo mejor era que me lo tratase el que me operó, pero como está de vacaciones, decidieron que lo mejor era inmovilizarlo y curarlo cada dos días hasta que vuelva mi traumatólogo de las vacaciones. Hoy me lo han visto y parece que la herida ya se esta cerrando, el traumatólogo que me ha atendido hoy me ha dicho que la cosa pinta muy mal, pues no sabe qué se puede hacer para arreglar un brazo que según él esta totalmente destrozado, y no se explica como he podido hacer vida normal con él en estos últimos años. También cree que tiene que verlo el que me operó y ya por fin tengo en mis manos una cita con él, será el 20 de septiembre, justo el mismo día que se cumplirá un mes de mi fatal caída.

Y aquí estoy, a ratos muy tristes y sin ganas de nada y a ratos furiosa y enfadada por mi mala suerte.

¡¡Dios!! ¿Qué pasa? ¿No tengo derecho a ser feliz? Yo no pido grandes cosas, me conformo con mi vida (la que he tenido hasta ahora)  ¡¡Quiero quedarme como estoy!!

Todos me preguntan si me duele, y les digo: no, el brazo no me duele, me duele el no poder valerme para nada, al dolor estoy acostumbrada….. Lo que no soporto es tener que depender de los demás incluso para mis necesidades mas íntimas.

No quiero pensar, ni comerme el coco con lo que se me viene encima, nunca me ha gustado ir de víctima, ya veremos cómo acaba esto.

También decir que no estoy sola, que tengo a mi familia pendiente de mí y de que no me falte nada y dispuestos a ayudarme en lo que sea necesario, y ahora en vez de cuidar yo a las niñas son ellas las que están ahí para ayudarme a mi.

Para terminar pondré una frase de una película que me gusta mucho, la película se llama: El exótico hotel Mary-Gold.

Al final todo saldrá bien, y si no sale bien es que aún no es el final.

Encarni Duran Girón

miércoles, 18 de julio de 2012

UNA MADRE QUE YA SABÍA QUE TENÍA ARTRITIS REUMATOIDE (3ª parte*)


Habían pasado más de 30 años de mi vida con dolores, y 9 con inflamaciones y limitaciones, y 9 meses desde que había tenido a mi hija y habían puesto nombre a lo que tenía: ARTRITIS REUMATOIDE, y por fin iba a un Reumatólogo...Fui el primer día, con un montón de pruebas que me habían hecho en el Hospital de Calatayud, y esperé a que me llamaran. Cuando entré en la consulta, un médico, mayor, serio, me dijo que le contara lo que me pasaba, que no callara nada, que empezara desde el principio...y que no parara de hablar aunque él estuviera escribiendo, así fui poco a poco contándole casi todo, porque seguro que algo se me olvidó. Cuando terminé de hablar me dijo que iba a tirar todas las pruebas que yo le llevaba, lo hizo delante de mí, las tiró a la papelera, y me dijo que me tenía que hacer muchas pruebas y analíticas, pero allí en el Hospital del que es el Jefe de Reumatología, y también me comento que él solo llevaba algunos casos, no muchos, que según salieran mis pruebas me llevaría él o la siguiente visita la haría con alguien de su equipo. Me dijo que tenía que ingresarme varios días y yo le dije que no lo hiciera que tenia una niña de 9 meses y un niño de 9 años, que yo iría al Hospital las veces que fuera necesario, y él me hizo el favor de que me hicieran todo en pocos días, pero muchas horas de pruebas, algunas dolorosas, pero no me quejé, sólo quería ponerme bien. Y por lo menos ahora sabía que mis dolores tenían una causa. Yo le pregunté por la posibilidad de curarme, entonces aún no quería creer que jamás me curaría, le dije que me dijera posibles complicaciones, y él me contestó que mientras no tuviera SU diagnostico, no me diría nada, pero eso sí, que si hubiera ido antes de quedarme embarazada me habría desaconsejado el tener otro hijo, porque ahora lo que tenía, que él aún no le había puesto nombre, iba loco, descontrolado, y costaría mucho, “aletargarlo” y criar a un hijo iba a suponer un esfuerzo que no me convenía nada.

Me hice todo lo que me mandó, fueron días de horas en el Hospital, infinidad de pruebas, contrastes radiografías, Resonancias, Gamma grafías...cantidad de pruebas de las que nunca había oído hablar, visité sitios del Hospital que no sabia que existían… infinidad de analíticas…. todo urgente.

Cuando fui a por los resultados, sola como siempre, - excepto a algunas pruebas que me acompaño mi padre, porque me dijeron que no fuera sola-, el Reumatólogo se levantó de la mesa, me cogió la mano con mucha delicadeza, y me dijo que me sentara, que tenía una enfermedad Auto inmune que se llamaba ARTRITIS REUMATOIDE, que estaba muy avanzada, que podría afirmar que la padecía desde la infancia, y sobre todo que tenía que aceptar que en mi vida siempre habría dolor, y me dijo una frase que jamás he olvidado: TENDRÁ DIAS MALOS Y PEORES, PERO BUENOS, NINGUNO.

Me dio una medicación y al mes otra vez allí. Mejoré mucho, muchísimo, pero... tenía que quitarme la cortisona, poco a poco, las inyecciones que me ponían una a la semana, fueron reduciéndose hasta una al mes, me dijo que era igual que un drogadicto que me tenían que quitar la dosis poco a poco, y así hasta dejarlas solo para los “brotes”… ¿brotes? pregunté, porque la verdad no me dio muchas explicaciones de la enfermedad. Sí, me dijo, la enfermedad actúa con “brotes” o ataques, y la medicación que se le da es para evitar los brotes, que se espacien en el tiempo y la intensidad, no podemos pararlos, porque no sabemos lo que lo produce, por eso no tiene cura, sólo tratar de llevarlo lo mejor que se pueda para tener una mejor calidad de vida.

Me dio carta blanca para acudir el día que lo necesitara, sin tener consulta programada, y los primeros “brotes” siempre iba muy asustada, no podía andar, no podía moverme, sólo podía mover los ojos... pero como estaba sola y con unos niños que criar, iba para ponerme de “todo”.

Durante 8 años me sometí a 5 tratamientos experimentales, con mi aceptación, por si funcionaban... a mi no me funciono ninguno. Cada vez que fracasaba era una nueva decepción, unida a que la familia pensaba que ya estaba curada... nunca entendieron ni quisieron saber nada de lo que me pasaba.

Isabel con su hija
Criar a mi hija fue lo más doloroso que me pasó en esos años, no poder levantarla, no poder bañarla, no poder cambiarle los pañales, pero lo hacía, incluso con los dientes...me levantaba y preparaba la comida y la cena, porque sabía que a las 6 de la tarde ya no podría moverme.

Conforme mi hija fue creciendo, fui dejando de hacerle cosas, aprendió a vestirse muy pronto, a peinarse, a hacerse la cama, mi hijo ya era más mayor y también iba haciendo menos cosas, pero aún con todo, lo que hacía era más de lo que podía.

Alguna vez cuando iba al Hospital me decía el Reumatólogo: voy a ingresarla, para que descanse y pondré en la puerta “prohibido las visitas”. No, le decía yo, no lo haga.

Y así poco a poco, chutada de medicación a tope, fueron pasando los años, con un sentimiento de culpa... no quería que mi hija se sintiera diferente a los otros niños, y aún a costa de mi salud, la apunté a todo lo que quería, canto, baile, gimnasia, clases extra, que suponían un trabajo extra para mi, natación, piscina, parque… eso era de lo peor, íbamos al parque pero siempre nos íbamos las primeras, con ella llorando...pero es que no podía más.

Otra de las cosas que me duelen al recordarlas es que cuando la llevaba a la guardería, al ir a buscarla, todas las mamás llevaban a sus hijos en brazos, yo no podía cogerla, y entonces, aún me podía agachar, me ponía a su altura y la abrazaba, pero no la levantaba en brazos...y ella les decía a los niños: mi mamá no puede levantarme...

Ahora tiene 20 años y recuerda muchas veces lo que le gustaba que yo la cogiera en brazos cuando estábamos en el agua...allí no me pesaba y sólo quería que la llevara en brazos...

Fueron surgiendo más problemas por la AR, problemas de sequedad, úlceras en los ojos, problemas de corazón, deformidad en mis manos, rodillas, codos, pies, problemas para tragar, y una anemia que casi acaba conmigo, para la que necesité 18 goteros, y retirarme la regla a los 46 años, debido a una medicación y unas hemorragias que no tenían fin, infecciones varias...cada vez que tenía un nuevo problema de salud le decía a mi Reumatólogo: ¿por qué no me ha dicho que me podía pasar esto? Y él me contestaba: le pueden pasar muchas cosas, pero no se lo voy a decir, porque no sabemos si se producirán o no ni cuándo, cuando ocurran iremos tratándolos.

Así comprendí que la AR, no es “sólo” dolor y deformidad de los huesos, sino una enfermedad Auto inmune, grave y peligrosa.

Mis hijos fueron creciendo. Deberían decir ellos si mi enfermedad les ha “marcado”, a mi el no poder hacer más de lo que hice, sí.

Ahora tengo una preocupación con mi hija, sabemos que hay una predisposición genética a padecerla en las mujeres de la misma familia. Parece ser que en la familia de mi padre ha habido casos, pero antes ni había médicos, ni tenía nombre la enfermedad y la gente moría joven sin ponerle nombre a lo que le había matado. A mi hija le hacen pruebas de vez en cuando, hasta ahora, negativas, pero cada vez que me dice que tiene un dolor, que está cansada -que lo está-, tengo miedo. Sólo el tiempo nos dirá que pasará. Lo que tengo muy claro es que ella podrá tener un diagnostico precoz, que es esencial y que tiene la comprensión y todo el apoyo de su madre.

¿Cómo va mi AR?, va, que no es poco. Ya he aprendido a vivir con ella, sé que siempre estaremos juntas, unos días gana ella y otros yo, desde que la conozco y tiene nombre nos llevamos mejor, sé de lo que es capaz, y sólo me queda esperar a que no se “enfade” mucho conmigo. Mientras, yo trato de llevar una vida lo más “normal” posible en mi estado, renunciando a muchas cosas y disfrutando día a día, minuto a minuto de otras, de algunas, que si tuviera buena salud, pasarían desapercibidas. Así que por eso y por no tener algo muchísimo peor, siempre doy las GRACIAS.

ISABEL SEVILLA MORENO.

(La 1ª parte corresponde al post "La infancia de una niña que no sabía que estaba enferma". La 2ª parte a "Una madre con Artritis Reumatoide"

jueves, 21 de junio de 2012

UNA MADRE CON ARTRITIS REUMATOIDE (2ª parte*)

Ahora echando la vista atrás, voy hilvanando cosas que antes de saber que tenía AR ignoraba, o no les daba la importancia que requerían.

Mi primer embarazo, yo tenía 24 años, fue maravilloso, y ahora sé por qué. Los 9 meses los recuerdo como los mejores de mi vida, sin duda, y no me refiero sólo a la alegría tan inmensa de estar embarazada, de tener un embarazo sin ningún problema, y vivirlo plenamente, sino porque me encontré muy bien, incluso mejor que antes de estar embarazada, ese cansancio que ya empezaba a hacerse notar y aquellos dolores que iban y venían, SE FUERON.

Años después, supe que en el tercer trimestre del embarazo, los síntomas de la AR, desaparecen, el cuerpo es muy sabio, protege la especie, y nuestro propio Sistema Inmunitario, el mismo que nos ataca sin piedad, se “cura” para llevar adelante el embarazo, y por eso el que me encontrara tan bien, que aún ahora, casi 30 años después recuerdo la fuerza que tenia y lo bien que me encontraba.

Nació mi hijo, mi felicidad más absoluta, y cuando tenia 4 meses coincidió un traslado a un lugar con mucha humedad, niebla, y viviendo en una casa con un gran jardín y poco sol...

Allí empezaron a hacerse notar los dolores, pero no impedían hacer mi vida, podía con “Todo”, pero el cansancio ya se hacía patente. Me preguntaba, si tengo 25 años, ¿cómo es que no puedo hacer esto?, ¿cómo es que me levanto peor que me he acostado?, ¿por qué siempre estoy cansada? Y empezaron los dolores a hacerse más intensos, pero no tenía inflamaciones ni deformidades, aún.

Tampoco tenía a nadie a quién decírselo...tenía verdadero terror a estar enferma, a no poder “hacer las cosas”, las hacía como podía, pero yo sabia en mi fuero interno que algo no iba bien, y no era una gripe, era diario, y no mejoraba.

Cuando por fin, aún en contra de la opinión del entonces mi marido, que siempre me dijo cuando le comentaba que no me encontraba bien: no te pasa nada, todos nos cansamos y los dolores, ya se te pasarán... Entonces en el pueblo teníamos un médico joven sudamericano, y me dijo al comentarle mis dolores en los pies, sobre todo, que tenía Ácido Úrico, yo extrañada, le dije, porque siempre he leído, y sabía los síntomas y la dieta que lo producía, no son los síntomas y además no sé cómo, porque no pruebo carne, vísceras, quesos fuertes...nada de lo poco que como puede producírmelo. Pero no obstante me hice los análisis y me salieron, según él, estupendos, NO tenia Ácido Úrico...

Y le dije: ¿y ahora? Se encogió de hombros y me dijo que descansara.

Me volví a casa en la más absoluta tristeza. Vuelta a disimular, a mis padres porque no les quería preocupar y a mi marido porque no quiere ni puede ver a las personas débiles, según él, no enfermas. Así fueron pasando los dos primeros años de vida de mi hijo. Y cuando empezó el colegio allí vi que a mí me ocurría algo, no podía madrugar e ir y venir los cuatro viajes al colegio, hacia lo imposible, volvía a casa y me quedaba tirada en el sofá, allí empezó mi “manía” de hacer comida cuando me encontraba “mejor”, para el día que no podía casi ni levantarme de la cama... empezó la fiebre, los mareos, la sensación de estar permanentemente agotada. El primer años de colegio de mi hijo, que entonces no era obligatoria la enseñanza de los tres años, estuvo más días sin ir a clase que en clase, no podía llevarlo, ni conseguía levantarme de la cama, pero eso sí, yo disimulando, su padre no quería saber y yo no decía nada.

Volví a ir al médico, entonces había otro...con el mismo resultado, empeñados en que era Ácido Úrico...todo me salió bien, y me dio una medicación porque tenía Anemia, y por eso lo cansada que me encontraba, esa Anemia que me ha acompañado tantos años de mi vida, y que me puso una vez en un estado grave, empezaba a acompañarme también...

En esos días tuve un problema dental y el Dentista me mando Antibióticos y Antiinflamatorios, un milagro, pensé, estoy mejor, los anti inflamatorios me están aliviando, me encuentro mejor, mi estado es más soportable, tengo menos dolores y puedo volver a llevar “casi” una vida normal...

Cuando terminé el tratamiento, volvieron los síntomas, pero más virulentos, volví al médico del pueblo, que entonces, ya había otro, y solución: recetas de antiinflamatorios, si te van bien, te los tomas...

Así estuve casi 7 años, con dolores, malestar, cansancio, fiebre, pero como no me encontraban nada, y el padre de mi hijo decía que todos tenemos dolores...y no pasa nada. Me auto convencí que no me pasaba nada, que tenía que vivir así y ya está. El niño fue creciendo, cada vez le hacía menos cosas y no tenía que llevarlo al colé, porque el pueblo era pequeño e iba solo.

Cuando mi hijo tenía 8 años, decidimos tener otro hijo, y tengo que decir que tuve miedo, mucho miedo, y le dije al padre de mi hijo: tener un bebé, ahora lo sé, requiere mucho trabajo, noches malas, y yo no me encuentro bien, te crees que estoy bien porque no me quejo y porque siempre tengo todo preparado pero tomo medicación y cuando este embarazada no podré tomarlos. Me dijo que él me ayudaría, me extrañó, porque nunca lo había hecho, y estaba en lo cierto JAMAS lo hizo.

Me quede embarazada de la que sería mi hija, fue un embarazado de riesgo, desde el tercer mes de reposo por hemorragias, con reposo absoluto, mis padres, se vinieron con nosotros, y entonces, yo estaba todo el día en el sofá o en la cama, los dolores desaparecieron, es verdad, pero me encontraba mal, tuve tanto miedo de que mi hija no fuera a nacer... cada día que pasaba con ella dentro de mí, me decía un día más, un poco más de seguridad de tenerla en mis brazos... Por si fuera poco a los 8 meses sufrí un Cólico Nefrítico...varios días hospitalizada, unos dolores terribles, peor que los de un parto, os lo puedo asegurar. Y encima sentir la pena en los ojos de mi hijo, que me preguntaba, tenía 8 años, constantemente, ¿por qué estás en la cama? ¿Cuándo te vas a levantar? ¿Es porque la nena te hace daño?, me decía enfadado, yo trataba de explicarle que no, que la nena no me hacía daño, y que no estaba enferma, sólo embarazada y que tenía que cuidarme mucho.
Isabel y sus hijos

Cuando nació mi hija, al despertar, sólo preguntaba si estaba bien, tenía tanto miedo que le hubiera afectado mi situación, aunque me sometieron a todas las pruebas y me decían que el bebé se encontraba bien...siempre me quedó la duda, el miedo.

Estaba bien, era una niña preciosa, grande, hermosa, bella, no se reflejaba el padecimiento de su madre, todo lo daba por bien pasado con ella en mis brazos y mi hijo a mi lado.

Pero empezó un calvario, no sabía lo que me esperaba, mis padres se fueron, y yo estaba bien, no tomaba nada, y cuando la niña tenía casi 3 meses, un día de repente, ella lloraba, y yo fui a cogerla en brazos, y se me calló, mis manos no podían sujetarla, no tenían fuerza, estaban agarrotadas...empezaron a inflamarse y los dolores empezaron a recorrer todo mi cuerpo...

Entonces estaba ya en otro pueblo, y yo me compré los antiinflamatorios en la farmacia, para qué ir al médico... eso sí, todo en silencio, en casa no se podía hablar de que me encontraba mal.

Pero no me hacían tanto como antes, no podía cambiarle los pañales, empecé a hacerlo con la boca, no podía abrocharle los botones tan pequeños...me faltaban horas en el día, no podía, fueron unos días tan horrorosos, que ahora al recordarlos me hacen sentir un escalofrío por todo el cuerpo.

Llegué a pensar que tenía un cáncer de huesos, no podía ser otra cosa...tanto dolor por todo mi cuerpo y ese cansancio...

Coincidió que vinieron mis padres a vernos, y cuando mi madre vio que cogía a mi hija con los antebrazos, no con las manos, me dijo: ¿es que se te a olvidado como se coje a un bebé? Entonces le dije lo que me pasaba, que no podía que tenía las manos agarrotadas y sin fuerza...me dijo: ve inmediatamente al médico del pueblo, que nosotros nos quedamos con la niña.

Fui, era una doctora, y me dijo que volviera atrás y le contara lo que me estaba pasando en esos años... fue la primera vez que dije todo lo que sentía, mis dolores, mi miedo, mi negación, TODO. Lloré, fue la primera vez que alguien me escuchaba y no me decía que no me pasaba nada.

Ella, me dijo que tenía que enviarme al Hospital, pero hasta que me dieran la cita me iba a poner una inyección y me iba a encontrar bien...yo respiré, por fin, tras varios años, un médico, me decía que tenia una medicación y que no eran “figuraciones” mías.

Le pregunté que me pasaba y me dijo que no se atrevía a ponerle nombre, pero era un problema de huesos, para eso me enviaba a Traumatología.

Que estuviera tranquila, que estaba enferma, que no eran figuraciones mías, y que tenía que tener mucha ayuda y comprensión...

Me inyectó, luego lo supe, Cortisona. Me dijo que en un par de horas me encontraría bien, no me lo creí, pero fue cierto.

Les dije a mis padres que se podía ir, que me encontraba bien, mejor que en años. Estaba tan bien, que ni me acordaba cuando había estado así.

Pensé que estaba curada, NO, a la semana, volvieron los dolores, la fiebre, más fuertes, en más lugares de mi cuerpo...volví a la Doctora y se extrañó de que me hiciera tan pocos días efecto la inyección y me dijo que no era bueno, pero le rogué que me pusiera otra inyección porque no podía cuidar a mi hija, ni casi vestirme.

Llegó el día de ir al Especialista, y allí contándole todo, y muchas más preguntas que me hizo, llegando incluso a la niñez, allí se enlazaron mis dolores de pies, que siempre había tenido y ese cansancio que era parte de mi, desde que tengo recuerdos.

No me dijo nada, yo todo era preguntarle que me pasa, él me dijo que un cáncer de huesos no era, pero tenía que hacerme muchas pruebas...me las hizo y análisis.

Todo urgente en un par de días, no sé cuantas pruebas me hicieron...recuerdo unas radiografías, que la radiología que me las había hecho, mientras me vestía me dijo: ¿le duelen los pies? Yo le dije que mucho y ella me dijo que nunca había visto unos pies como los míos, no en una persona, si en libros cuando estudiaba...y vi en sus ojos, comprensión y pena...

Llegó el día de los resultados, y yo seguía inyectándome una dosis de Cortisona semanal... Me dijo el Traumatólogo, usted tiene una enfermedad degenerativa que se llama ARTRITIS REUMATOIDE, la primera vez que yo había oído esa palabra. Me dijo que estaba muy avanzada, que mi cuerpo se iba a retorcer con dolor y la limitación para hacer una vida “normal” estaba allí, conmigo. No obstante como en ese Hospital no había Servicio de Reumatología, y yo lo necesitaba, me enviaba al Hospital Clínico de Zaragoza, con el Jefe del Departamento, según él, aparte de haber sido su profesor era uno de los mejores en su campo en toda Europa.

Me dio unos antiinflamatorios para que tomara diariamente dos, aunque me encontrara bien, que esta enfermedad era así, funcionaba a “brotes” un día podía parecer que estaba mejor, pero no era así si bajaba la guardia y no tomaba la medicación volvería a “atacarme” porque era mi propio cuerpo quién me estaba atacando, y más fuerte, tenía una enfermedad Inmunológica, otra palabra nueva para mí.

El padre de mis hijos estaba allí conmigo, fue la primera visita a la que vino y a la última. Cuando salí de la consulta, mi cabeza era un carrusel, estaba enferma, pero ¿me iba a curar? ¿Podría volver a estar bien? ¿Iba a ir a peor? ¿Cuánto tiempo estaría enferma? TANTAS PREGUNTAS, TANTOS INTERROGANTES, TANTO MIEDO...

Todo quedo relegado a 9 meses después que fue lo que tardaron en darme una visita preferente al Reumatólogo, y habiéndome dicho que no fuera a ningún otro médico, entonces yo tenía un Seguro privado, que me dijo que no lo usara porque nadie mejor que el Doctor Armas, la primera vez que oí el nombre de una persona que se iba a convertir en parte tan importante de mi vida., era el mejor, que esperara a la citación.

Mientras seguía mal, pero llevándolo mejor, nunca más en casa se trató del tema, mis padres pensaron que ya estaba curada y el padre de mis hijos, que el Especialista había sido un exagerado y que ahora me iban a marear, todo por ir al médico...

Seguía pinchándome, entonces cada 15 días, aún con el temor de lo que me podía ocurrir, pero le decía a la médica, tienes que ponérmela, si no, no puedo criar a mi hija...y ella como madre me entendía, así fueron pasando los meses.

El día de la Primera Comunión de mi hijo y del Bautizo de mi hija, que fue a la vez, lo recuerdo como uno de los peores de mi vida, iba completamente medicada, los demás no notaron nada pero por dentro estaba destrozada...

Sin tener un día bueno, sólo la alegría de ver crecer a mis hijos sanos y felices, porque nunca me veían llorar, siempre tenía tiempo para ellos, aunque por dentro estuviera partiéndome de dolor.

La llegada del Dr. Armas y la verdad de la ARTRITIS REUMATOIDE, será para otra entrada, porque esto es resumido, unos años de la vida de una mujer joven, madre, esposa, hija, amiga, que trataba de llevar una vida “NORMAL” y no podía...

Isabel Sevilla Moreno.

(* La primera parte de este post corresponde a la entrada "La infancia de una niña que no sabía que estaba enferma")

miércoles, 13 de junio de 2012

LA DISCRIMINACIÓN EN LAS ENFERMEDADES REUMÁTICAS

Ayer salió un artículo, publicado por la agencia Europa Press, sobre un estudio realizado a 673 personas con dolencias Reumáticas. Este estudio está sobre todo centrado en conocer si estos/as pacientes se sienten discriminados o no. El resultado es bastante claro “Nos Sentimos Discriminados”

No os voy a poner todos los porcentajes que salen del estudio, pues abajo del post, os pasaré el enlace. Lo que sí haré es hablaros de mi experiencia como enferma de Artritis Reumatoide desde los 7 años de edad (creo que tengo bastante) y  hablaros del sentir de much@s soci@s de AMARE en mi misma situación.

¿Nos discriminan o nos discriminamos nosotros mismos?  Las dos cosas, sí, porque la verdad es que la sociedad, no te entiende ni empatiza contigo, te ven con buena cara y joven, y piensan, incluso te dicen a la cara, que lo tuyo no es más que un cuento, que eres una quejica.

Si estás trabajando, tus compañeros no te apoyan, pues no creen que no puedas ni siquiera agarrar un vaso, y no digamos agacharnos a coger algo del suelo.

Tus amistades, al principio parece que te apoyan, pero cuando comienzas a no poder seguirles el ritmo, te van dejando de lado poco a poco.

Tu familia, (ese es un punto diferente en cada una) la familia por lo general esta siempre a tu lado (yo la tengo) pero no es así en todos los casos, precisamente este fin de semana he conocido a un joven de 25 años, enfermo desde niño, al que ni sus padres ni hermanos cree, y me estuvo hablando de su impotencia y desesperación al sentirse tan solo en la lucha con su enfermedad.

Pero incluso teniendo a la familia de tu parte, llega un momento en el que se cansan,  pues te tienen que ayudar y acompañar……y ellos también tienen su vida.

Y luego estás “TÚ”, tú eres el primero en discriminarte, comienzas negando la enfermedad, nadie quiere estar enfermo, y menos en esta sociedad de perfeccionismo, ves como tu cuerpo se va deformando y empiezas a ocultarlo, te haces un daño tremendo a ti misma, por intentar ser y estar como los demás. A mí se me deformaron los dedos de las manos con 16 años, ¿y qué hice para ocultarlos? Primero, nunca llevaba las uñas largas ni pintadas y tampoco me ponía anillos, era una forma discreta para que no me miraran, luego en invierno, comencé a usar siempre guantes, aunque aquí en Marbella no son necesarios, pero cuando llegó el verano, descubrí los guantes finos con las puntas de los dedos cortadas, así los lleve hasta después de los 30 años ¿Os parece un comportamiento normal?

Ahora ya paso de todo eso, pero aún me quedan más cosas que hice para ocultarme, sólo os contare una más para no cansaros.

Yo tendría veinte pocos años, trabajaba de cajera en un restaurante en la playa, otros años siempre lo hacía con pantalones cortos y una camiseta, pero ese verano tenia las rodillas tan inflamadas y deformadas, que no quería que nadie las viese. Solución: llevar todos los días pantalones largos. Al acabar la jornada, después de haber tenido todo el día mis piernas encerradas en los pantalones, no podía ni dormir, lo pase tan mal que me juré a mi misma que jamás lo volvería a hacer (pero lo hice de nuevo).

Existen más discriminaciones, las de la sanidad. Si ahí también estamos discriminados, no diré que en todas partes. En algunos sitios, los enfermos Reumáticos, cuentan con un equipo multidisciplinar, con una consulta de diagnostico precoz, etc. ¿Pero qué pasa con los que no? ¿Que somos pacientes de segunda categoría?  Aún falta mucho para que todos estemos igualados en derechos y prestaciones, si alguien tiene una dolencia cardiaca, lo ve un Cardiólogo, si alguien es diabético, lo ve un Endocrino.
¿Por qué entonces a los que tenemos enfermedades reumáticas, en muchos sitios los ve un Internista? (Aquí en Marbella, por ejemplo)  A nosotros tienen que vernos los REUMATÓLOGOS.

Esto en cuanto a la sanidad publica, ahora os contaré mi relación “inexistente” con la privada, sí, porque a la privada sólo tienen acceso las personas sanas, a mí me animaron muchas personas a que me hiciera un seguro privado, entonces yo tenia 22 años, ¡¡¡¡Qué joven e ilusa era!!! Me paseé por todas, no pongo nombre para no hacerles publicidad gratuita, ya que todas me rechazaron ¡¡¡yo no era un buen negocio!!! ¡¡Estaba enferma!! Sí, amig@s, para acceder a estas consultas privadas hay que estar sana.

Hay muchas más situaciones en las que estamos discriminadas, sé que en las relaciones matrimoniales también hay problemas, yo no hablo del tema porque estoy soltera pero os animo a contar vuestra historia. Sólo os diré que yo estoy soltera porque tengo Artritis Reumatoide, fui discriminada por mi enfermedad en mi primera relación seria, en las siguientes me discriminé yo solita, y antes de ser rechazada, los dejaba yo, sé que no fui justa, pero así es la vida…….

Encarni Duran Girón.



El 47,4% de los pacientes reumáticos se siente "discriminado"

El 47,4 por ciento de las personas que sufren algún tipo de enfermedad reumática reconoce sentirse "discriminado" socialmente y uno de cada tres asegura que oculta partes de su cuerpo afectadas por la patología para no ser excluidos del entorno social. Por este motivo, nueve de cada diez considera que la sociedad no entiende el impacto físico y emocional que conlleva su patología y lo que supone para su vida diaria.

   Además, el 62,5 por ciento de los pacientes menores de 18 años reconoce que en alguna ocasión han sentido que su propia familia se ha olvidado del impacto que a ellos les provoca su enfermedad, porcentaje que se eleva hasta el 86,1 por ciento en los enfermos de entre 34 y 55 años.

   Estos datos se desprenden de un estudio 'online' realizado a 673 pacientes y que se enmarca dentro del I Certamen de Fotografía sobre Enfermedades Reumáticas realizada por la Coordinadora Nacional de Artritis (ConArtritis), la Coordinadora Española de Asociaciones de Espondilitis (CEADE), la Liga Reumatolóxica Galega y la Lliga Reumatològica Catalana.

   Además, esta iniciativa ha contado con el apoyo del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, la Liga Reumatológica Asturiana, la Asociación Nacional de Informadores Gráficos, Prensa y Televisión (ANIGP-TV), la Federación de Asociaciones de Prensa de España (FAPE) y ha contado con la participación de Canon.

La encuesta refleja también que el 37,5 por ciento de los pa
cientes fue diagnosticado en los primeros 12 meses y que los hombres son los que más tardan en recibir el diagnóstico. Concretamente, sólo el 30 por ciento logra ser diagnosticado dentro del primer año, mientras que el porcentaje en las mujeres se eleva a un 40,6 por ciento.

 

CERTAMEN PARA CONCIENCIAR A LA SOCIEDAD DE ESTAS ENFERMEDADES

   Por todo ello, los pacientes, profesionales sanitarios y público en general han decidido organizar el primer Certamen que tiene como objetivo concienciar a la sociedad sobre el impacto que suponen estas patologías y la importancia que tiene el diagnóstico precoz, clave para mejorar la calidad de vida del paciente a largo plazo.

   Y es que, según avisan los enfermos, cuánto más tarde llega el diagnóstico "más consecuencias" tiene la enfermedad y, por tanto, el hecho de que un paciente esté bien informado consigue que se controle y se gestione "mejor" su enfermedad. Por ello, abogan por un modelo de sociedad donde se de más importancia al interior de estas personas que a su exterior.

   "Este concurso se hace para llamar la atención de la importancia que tiene realizar un diagnóstico precoz y, por tanto, mejorar la respuesta terapéutica ya que estas enfermedades causan al año unos 39 millones de días de bajas laborales", ha comentado el presidente de ConArtritis, Antonio L. Torralba, tras recordar que en España "más de un millón de personas" de más de 20 años sufren algunas de las más de 200 dolencias asociadas a esta enfermedad.

   Estas declaraciones han sido corroboradas por el presidente de CEADE, Pedro Plazuelo, quien ha comentado que, en la encuesta, el 60 por ciento de los pacientes han valorado la expresión artística, como la fotografía, por ser una herramienta útil para "concienciar" a la población del alcance y las repercusiones que tiene las enfermedades reumáticas.

   "Con esta iniciativa los pacientes creen que se podrá contribuir a mostrar una imagen más agradable de la enfermedad y a que la sociedad comprenda cómo se sienten en su día a día los afectados", ha recalcado.

 

TRES CATEGORÍAS PREMIADAS CON 1.200 EUROS

   Concretamente, el Certamen ha estado elaborado en base a tres categorías: profesionales sanitarios, asociaciones de pacientes y público general. La fotografía ganadora en cada una de las tres secciones ha recibido un premio de 1.200 euros.

   La secretaria General de Sanidad y Consumo, Pilar Farjas, ha sido la encargada de informar del veredicto del jurado que ha tenido que elegir tres instantáneas de entre más de 400 fotografías presentadas en esta primera edición.

   En concreto, en la categoría de profesionales sanitarios ha resultado elegida la fotografía 'Empeñada en una vida sin reuma'. Esta toma representa, en palabras de Farjas, la voluntad de las mujeres a la hora de superar esta enfermedad ya que son ellas las que más la padecen.

   En cuanto a la categoría de las asociaciones de pacientes, ha resultado premiada la instantánea 'Mi Vida' que muestra una mujer con su hijo en las manos. Esta imagen, ha comentado Farjas, logra "poner en valor" la conexión de la vida, la maternidad y las "manos que van tejiendo la continuidad de la vida".
   La fotografía ganadora del público en general ha sido 'Un paso más' donde se refleja a un hombre subiendo una escalera. "Expresa la enfermedad como una fuerza de superación, de mejora en el tratamiento", ha comentado la secretaria General de Sanidad. Por último, Farjas ha anunciado que la fotografía 'En Familia' ha obtenido el premio Canon por haber trasladado la potencia que tienen los familiares, en colaboración con los profesionales sanitarios, a la hora de ayudar a estos enfermos a superar su enfermedad.

   "Estas cuatro imágenes trasladan a la sociedad estas enfermedades. Por ello, hay que anticiparse al diagnóstico y desde el Ministerio vamos a trabajar para seguir ayudando y colaborando en el manejo del seguimiento del tratamiento y la recuperación de estas enfermedades. Estamos comprometidos para dar continuidad a lo que nos trasladan estas imágenes con el objetivo de garantizar a los pacientes la asistencia de la calidad", ha zanjado Farjas.

   Todas las fotografías finalistas se expondrán en el Círculo de Bellas Artes de Madrid del 9 al 15 de julio.

Información recogida de http://www.europapress.es/salud/noticia-corr-474-pacientes-reumaticos-siente-discriminado-cada-oculta-parte-cuerpo-afectadas-20120611164747.html

jueves, 24 de mayo de 2012

LA INFANCIA DE UNA NIÑA QUE NO SABÍA QUE ESTABA ENFERMA (1ª parte)

El otro día al leer el escrito de Encarni Durán, sobre su infancia, la dureza y tristeza de una niña enferma, empecé a pensar en cómo fue mi infancia. Y he aquí un resumen de la mía, aún sin saber que estaba enferma ni mucho menos que padecía una enfermedad a la que tardaron más de 30 años en poner nombre: ARTRITIS REUMATOIDE.

Mis primeros recuerdos son de una niña hija única, sola entre primos varones, con sus juegos, que en nada se parecían a los míos, yo siempre quería estar quieta en un sitio y que no me dijeran de moverme mucho...cuando jugábamos a indios yo siempre me quedaba en la “tienda” haciendo la comida, pero era por no ir y venir con ellos, entonces no lo sabia pero ya estaba conmigo el cansancio.

Luego empezaron los dolores en los pies, casi es mi primer recuerdo de dolor, siempre me dolían los pies, no los zapatos, en la cama, sin andar, sin apoyarlos también me dolían.

Pero aprendí una cosa, y es a no quejarme, a llevar mi dolor, desde muy pequeña en silencio.
Mi madre una persona egoísta, hipocondríaca y depresiva, ya tenia bastante con sus enfermedades, que hacia llevar a todas sus hermanas y vecinas, y a mi padre, de lado.

Isabel a los cinco años
Con cierta frecuencia se metía en la cama porque sí, y desatendía todo, sin una enfermedad que lo justificara. Me acostumbré a verla en la cama a temporadas, y a todos los demás haciendo lo que podían y, claro, no tenían tiempo para una niña pequeña que se sentía mal.

Mi madre, cuando se ponía mala, a mí no quería verme, me chillaba y me alejaba de ella. Uno de los recuerdos más dolorosos que tengo de mi infancia es que me escapaba a verla a su cuarto y me ponía a los pies de su cama, callada, mirándola, y cuando ella se daba cuenta que estaba allí, chillaba y llamaba para que me sacaran de su cuarto, me decían que las personas enfermas, se portaban así con quién más querían...nunca lo entendí y sigo sin entenderlo. Y a mi padre diciéndome: no hagas enfadar a la mamá. Pero si yo no hacia nada, una niña más callada que yo, siempre jugando y leyendo en mi cuarto sin apenas hacer ruido, para que no me sintieran y poder pasar desapercibida.

Cuando mi madre pasaba una buena, casi siempre corta temporada, normal, y yo le decía que me dolían los pies, y que los dedos se me estaban agarrotando que no los podía mover, siempre me decía que tenía los pies tan feos como la familia de mi padre. Asunto zanjado.

Luego empezaron a dolerme las rodillas y las muñecas, y en las Monjas llamaron a mi madre, porque en la clase de gimnasia no podía hacer ejercicios que las demás niñas hacían.Le dijeron que me llevara a mirarme las anginas, en esos años, todos los males de los huesos venían de las anginas.

A los 6 años me operaron de las anginas, aún recuerdo el pasillo de la mano de la enfermera, el frió del aparato al abrirme la boca y el dolor...

Luego el médico dijo que tenia reuma en la sangre, debido a las anginas que eran reumáticas, y que podría tener algún problema de corazón...nada más.

No fui a ningún médico más, con ir mi madre a todos los que se le ocurrían a ella ya tenía bastante.

Y aquí fui empezando a vivir callada en silencio con mis dolores, que no eran incapacitantes pero que no me dejaban, unos días –muchos- estaba bien, cansada pero bien, y otros me dolía “algo”, pero me acostumbré a vivir con ello y sobre todo a no decirlo.

Esto no quiere decir que no fuera feliz, lo era, no conocía otra cosa, tampoco sabía si eso era “normal”, me gustaba mucho saltar a la comba, pero aguantaba menos que mis compañeras, pues bueno me sentaba en el banco y veía como saltaban, corrían y yo iba despacio, nunca ganaba carreras, no era buena en deportes, pero a cambio de eso me gustaba mucho leer, sacaba muy buenas notas en redacción y leía mucho más que lo que nos mandaban.

Mis juegos eran los libros, entre no tener hermanos y no sentirme bien, mis libros fueron mis mejores amigos, leía a todas horas, en esas historias me sentía libre, feliz, podía correr, nadar, saltar, viajar...todo, en el sofá de mi casa o en la cama.

Mi madre que era muy estricta no me dejaba leer a la hora de la siesta, y mi padre me regaló una linterna, bendito regalo, mis dos horas de siesta debajo de las sabanas leyendo, esperando que bajara el sol para irnos a casa de los abuelos con los tíos y primos, a jugar y merendar y a volver a casa, cansadaaaaa, pero como no sabía como volvían los demás, no me sentía diferente.

Tengo que decir que no sé nadar, ni montar en bicicleta, lo que no aprendes de niño, de mayor con más dolores y mucho más miedo, no lo aprendes. Mis primos corrían con sus bicis, y yo les leía aventuras, que a ellos les daba pereza leer...

Siempre he sido buena contadora de cuentos, me meto en la historia y la vivo, luego de mayor también me gusta, a mis hijos les he leído mucho, he hecho cuenta cuentos en la Biblioteca y ahora a Antonino también le leo.

Los años fueron pasando, me fui haciendo mayor, nunca pude ponerme unos tacones, jamás. Y el cansancio nunca me dejó. Lo que pasa es que vivía conmigo sin saber cómo se vive sin él, nunca recuerdo no haber sentido esa sensación de no estar “agotada”.

Estudié, y trabajé un poco más de un año en una oficina, tampoco era un trabajo duro, me encantan los papeles y escribir a máquina, fue una buena época. La vida era distinta, no salía de noche, no salía de discotecas, iba al cine, y leía, siempre leía, hacíamos todos los años vacaciones y así fui haciéndome más mayor.

A los 20 años, hice un viaje a Italia, y eso fue más de lo que yo podía aguantar, iba con gente que tenia el doble y el triple de años que los míos, pero yo no podía seguir el ritmo de las excursiones, llegaba al hotel agotada, no cenaba, solo me acostaba...esa fue mi primera experiencia con la gente, yo no podía llevar el ritmo de los demás y ellos no podían llevar el mió.

Solución: no salir con gente. Otra secuela más de esta enfermedad que no tenía aún nombre: la soledad.
Los dolores se iban incrementando pero no eran seguidos ni siempre los mismos, unas veces era una mano, otras un codo, pero no me impedían hacer mi vida “normal”.

Cuando empecé a salir con el que sería el padre de mis hijos, allí si que cambiaron las cosas, salían en el pueblo más de lo que yo nunca había salido, estar hasta las 2 o 3 de la mañana, sentada bebiendo, nunca he bebido alcohol, era un castigo y si se trataba de bailar en las fiestas del pueblo...ya ni os cuento. Me encanta la música pero bailar tengo mucho miedo a que alguien sin querer me pise o me dé un empujón, huyo de las aglomeraciones, cualquier golpe puede causarme un terrible daño...Aquí sí se amplió la diferencia con la gente que no estaba enferma...

Yo era la rara, porque me quería ir la primera a casa, la aguafiestas, la que no me adaptaba...y muchas, muchas demasiadas veces aguanté lo que no podía. Nunca aún había pronunciado la palabra enferma, quizá porque no sabía que lo estaba. Y casi, casi, hubo una época que me creía que era diferente a los demás...y no sabía que podía hacer para hacer lo que hacían los demás...Una época dura.

LA ARTRITIS vivía conmigo, pero no tenia nombre. Fui una niña feliz porque no conocía otra cosa, fui una joven que notaba, cada vez más la diferencia con los demás, y me convertí en una mujer, nunca insegura, pero sí diferente con los demás, no sabía el porqué pero no era igual, ni mejor ni peor, pero no igual. Si tenía que salir por la noche, me acostaba por la tarde todo lo que podía y al día siguiente no me tenía, y veía a los demás activos, con ganas de hacer más cosas, y sin la palabra cansancio en su vocabulario. Yo tampoco la pronunciaba, pero iba conmigo como una segunda piel, la cual no sólo no me a ha abandonado sino que ha ido aumentado, pero eso es otra parte de mi vida.

En otro escrito, describiré mi etapa adulta, la de madre.

Isabel Sevilla Moreno.